PLE                                            ENTORNOS PERSONALES DE APRENDIZAJE   

 * CAPÍTULO I: La anatomía de los PLEs:

1. El Entorno Personal Para Aprender.

En todas las épocas, las personas han tenido relación con fuentes sociales de las que aprender. Eran fuentes de conocimiento fiable, de las cuales se entendía que debían aprender.

Antes, el entorno de aprendizaje se limitaba a la tribu y a la familia, después se incluyó también a un maestro del que éramos aprendices, que incluyó a los libros y, cuando aparece la escuela, centraliza en ella casi todos sus elementos.

Siempre hemos tenido un entorno personal del que aprendemos, aunque, a veces, no somos conscientes de él, pero tampoco hemos necesitado serlo, debido a la escasez de fuentes de información y la especialización de éstas. De este modo, hacían que un modelo centralizado, con centro en un profesor-experto que nos daba la información relevante para vivir, fuese más que suficiente, aún cuando seguíamos aprendiendo fuera de él.

No obstante, con la llegada de Internet, las tecnologías de la llamada Web 2.0 y la facilidad de acceso móvil a la información, las cosas han cambiado. Nos encontramos en una era educativa que Weller (2011) llama "de la abundancia". Ahora podemos acceder de forma rápida y sencilla a toda la información y, además, podemos comentarla, recrearla y debatirla con otras personas. 

Podemos acceder a una gran cantidad de información, recursos y conversación sobre cualquier cosa, proveniente de fuentes diversas, con perspectivas heterogéneas y orígenes múltiples, en una extraordinaria variedad de formatos. Todo lo que nos ha acercado el uso de las tecnologías ha multiplicado, diversificado y personalizado de manera extraordinaria nuestro entorno para aprender, al punto que los entornos de aprendizaje centralizados y comunes a todos nos parecen insuficientes y empobrecedores.

Algunos autores, Collins y Halverson (2010) por ejemplo, afirman que existen aspectos incompatibles entre la sociedad que aprende con tecnologías y la sociedad que aprende con los medios tradicionales de la escuela. Algunos de ellos pueden ser: la noción del profesor como experto único y fuente clave de toda información válida, frente a las abundantes fuentes de información diversas, el cambio de paradigma de trabajo, desde una pedagogía que cree en el aprendizaje por exposición a la información a una que pone el énfasis en aprender haciendo, etc.

En este marco, es coherente que haya aumentado notablemente la preocupación por los procesos que están en la base del aprendizaje, dentro y fuera de las aulas. Y es aquí, en esta nueva realidad, donde aparece el interés por el estudio de los PLEs.

2. El PLE, una idea útil sobre cómo aprendemos.

Se dice que la idea de PLEs se remonta al año 2001 cuando, en el marco del proyecto NIMLE, financiado por el JISC, se empieza a desarrollar la idea de un entorno de aprendizaje centrado en el alumno como evolución de los "populares´" entornos virtuales de enseñanza-aprendizaje, centrados en la institución. Años más tarde, en 2004, el JISC incluyó una sesión específica en su congreso anual dedicada a entornos telemáticos centrados en el alumno a los que llamaron Personal Learning Environments. Esta fue la primera vez que se usó dicho concepto, que después se generalizó y evolucionó, y cuyo acrónimo usamos en casi todos los idiomas: PLE. Durante los primeros años coexistieron dos corrientes de pensamiento y estudio en torno a los PLEs. Por un lado, una de ellas, heredera directa de las ideas esbozadas en el proyecto NIMLE y en la sesión del Congreso de 2004 del JISC, que los entiende como un artefacto tecnológico y cuyo objetivo es crear y generalizar la mejor herramienta de PLE posible (Wilson, 2005, 2007, etc.; y en nuestro país, Casquero et al., 2008). Por otro, la que entiende que el PLE es una idea pedagógica sobre cómo aprenden las personas con tecnología (Attwell, 2007, 2010; Waters, 2008; Downes, 2010, Adell y Castañeda,2010, entre otros). 

Desde aquella primera reunión en 2004 mucho se ha dicho y hecho en torno al tema de los PLEs. Hay ya una interesante masa crítica de publicaciones en forma de artículos y de revistas especializadas. Sin embargo, el desarrollo de las ideas sobre PLEs es en sí mismo un ejemplo de esa nueva manera de concebir el conocimiento en la red: un proceso colectivo y abierto. Dos de las primeras publicaciones científicas con buen nivel de difusión que dedicaron un monográfico al tema PLE fueron el International Journal of Interactive Learning Enviornments (en mayo de 2008) con una clara tendencia a la descripción técnica de lo que podía configurar un PLE. Tras ellas, numerosas publicaciones han profundizado y expandido el pensamiento y las experiencias prácticas sobre los PLEs. En 2010 apareció una revista, International Journal of Virtual and Personal Learning Environments, aunque con una difusión menor, ya que no todos sus contenidos tratan el tema y su precio era excesivo. La celebración en 2010 de la primera PLE Conference en Barcelona marcó un punto de inflexión permitiendo un foro periódico, dedicado exclusivamente a los PLEs, en el que se tratase el tema como un eje desde el que podrían analizarse otros temas. En las tres ediciones de este congreso se puede observar una evolución en el tratamiento del concepto y su desarrollo.

En la primera edición (2010 en Barcelona, España) las discusiones se centraron en analizar qué es un PLE desde los mismos parámetros del origen del término. Se discutió intensamente sobre si se trataba de un concepto tecnológico "o" pedagógico, cuáles eran los componentes del PLE y el papel de las redes sociales en este nuevo marco y muchas discusiones sobre si una institución podría o no incluir los PLEs como parte de su estrategia o se entendía que PLE y enseñanza formal eran asuntos irreconciliables. 

En la PLE Conference de 2011 (Southampton, Reino Unido) se había llegado a muchos acuerdos. Se hablaba sin complejos de herramientas de PLE institucional entendidas como parte del PLE y de cómo ayudar a los estudiantes a dar forma a sus propios PLEs. Además, en esta edición aparecieron algunas de las últimas aportaciones sobre acrónimos cercanos al PLE (Rubio et el.), se habló sobre competencias de los aprendices y de los enseñantes a la hora de cultivarlos PLE, y aparecieron más propuestas y experiencias de uso de PLEs en cursos formales y no formales. 

Finalmente, en 2012 (en Aveiro, Portugal) los consensos ya alcanzados (como los referidos al concepto, o a lo innecesario de nuevos acrónimos) permitieron que muchas de las discusiones y propuestas tuviesen al PLE no como objeto de estudio sino como punto de partida y catalizador de los trabajos. Así, aparecen en esa edición aportaciones más profundas sobre el desarrollo y análisis de los PLE en contextos educativos formales e informales, utilización de servicios en red para gestionar y representar el PLE e, incluso, alguna relación entre PLE y otras teorías y conceptos cercanos.

De esta forma, conforme han pasado los años y el estudio y la discusión en torno a los PLEs ha ido en aumento, esas dos tendencias iniciales de las que hablábamos han ido remitiendo y confluyendo en posiciones más centrales. Así hoy se afirma que "PLE es un enfoque pedagógico con enormes implicaciones en los procesos de aprendizaje y con una base tecnológica evidente. Una idea que nos ayuda a entender cómo aprendemos las personas usando eficientemente las tecnologías que tenemos a disposición. 

3. Concepto y componentes de un PLE.

Consideramos que la definición que propusimos hace unos años (Adell y Castañeda,

2010) sigue siendo lo suficientemente comprensiva para ofrecernos un marco desde el cual

analizar más en profundidad qué es exactamente y qué implica un PLE.

Decíamos entonces de un PLE que "...es el conjunto de herramientas, fuentes de información,

conexiones y actividades que cada persona utiliza de forma asidua para aprender"

(Adell y Castañeda, 2010, pág. 23)

Es decir, el PLE de las personas se configura por los procesos, experiencias y estrategias

que el aprendiz puede -y debe- poner en marcha para aprender y, en las actuales condiciones

sociales y culturales, está determinado por las posibilidades que las tecnologías abren

y potencian. Eso implica que hoy algunos de esos procesos, estrategias y experiencias son

nuevos, han surgido de la mano de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación,

pero implica también que es deseable que sean utilizados frecuentemente y que sirvan

para enriquecer la manera en la que aprenden las personas tanto de forma individual como

con otros.

En el PLE de las personas se integran, además de las experiencias clásicas que configuraban

nuestro aprendizaje en la educación formal, las nuevas experiencias a las que nos

acercan las herramientas tecnológicas actuales, especialmente las aplicaciones y servicios

de la Web 2.0, y los procesos emergentes -individuales y sobre todo colectivos- de dicha

ecología del aprendizaje . Eso implica que, si en aquel primer trabajo (Adell y Castañeda, 2010) de definición de

los PLEs y en uno siguiente en el que abordábamos el desarrollo profesional docente desde

la perspectiva de los PLE (Castañeda y Adell, 2011), decíamos que las partes del PLE eran:

"1) herramientas y estrategias de lectura: las fuentes de información a las

que accedo que me ofrecen dicha información en forma de objeto o artefacto

(mediatecas);

2) herramientas y estrategias de reflexión: los entornos o servicios en los que

puedo transformar la información (sitios donde escribo, comento, analizo,

recreo, publico), y

3) herramientas y estrategias de relación: entornos donde me relaciono con

otras personas de/con las que aprendo".

Nos parece necesario avanzar definiendo mejor la parte de estrategias.

En el PLE se integran 3 partes principales: compartir/PLN (Red Personal de Aprendizaje), Leer (multimedia) y, escribir/reflexionar.

3.1. Herramientas, mecanismos y actividades para leer.

Los primeros componentes del PLE son las fuentes documentales y experienciales de

información, entendidas como nuestros particulares "manantiales del conocimiento", los

sitios y los mecanismos por los que nos informamos y extraemos información de forma habitual

o excepcional en diversos formatos. Son nuestros espacios y mecanismos de lectura, en

la acepción más multimedia de la palabra.

Así, no sólo hablamos de newsletters, blogs de impacto, canales de vídeo en red o listas

de RSS donde solemos acceder a información, sino que integramos en nuestro PLE los mecanismos

y las experiencias que nos permiten hacerlo: lecturas rápidas, revisión de titulares,

asistencia a conferencias, visionado de audiovisuales, etc. 

Leer/Acceder a la información Herramientas: newsletters, blogs, canales video, lista de

RSS, etc.

Mecanismos: búsqueda, curiosidad, iniciativa, etc.

Actividades: conferencias, lectura, revisión de titulares,

visionado de audiovisuales.

Y desde una perspectiva más pedagógica, hablamos también de actitudes y aptitudes

para la búsqueda, de curiosidad, de iniciativa y de independencia a la hora de emprender

esas búsquedas de información de forma permanente, aún cuando no respondan a una

necesidad concreta.

3.2. Herramientas, mecanismos y actividades para hacer/reflexionar haciendo.

En la segunda parte del PLE -modificar la información-, integramos aquellas herramientas

y espacios en los que hacemos cosas con la información conseguida, los sitios en los que

damos sentido y reconstruimos el conocimiento a partir de la reflexión sobre la información.

Pero con ellas incluimos también los procesos mentales que ponemos en marcha para hacerlo,

mecanismos de reflexión, reorganización, priorización, reelaboración, publicación de la

información, así como las actitudes asociadas a ese tipo de procesos y a la forma en la que

los realizamos.

En consecuencia hablamos entonces de los sitios en donde re-elaboramos y publicamos

la información que conseguimos: nuestro blog (en formato texto, vídeo o multimedia), un sitio

de publicación de vídeos, el muro de nuestro perfil en las redes sociales, o simplemente un

cuaderno de notas; pero además hablamos de los procesos que desencadenan esta reelaboración

y los que la nutren -procesos de síntesis, reflexión, organización, estructuración, etc.-,

así como de las actitudes que animan a ponerlos en marcha.

Hacer / Reflexionar haciendo Herramientas: blogs, cuaderno de notas, canal de video,

sitio de publicación de presentaciones visuales, página

web

Mecanismos: síntesis, reflexión, organización, estructuración,

etc.

Actividades: creación de un diario de trabajo, hacer un

mapa conceptual, publicar un vídeo propio, etc.

3.3. Herramientas, mecanismos y actividades para compartir y reflexionar en comunidad:

La PLN (Red Personal de Aprendizaje).

Seguramente lo más relevante de todo lo que se incluye en la definición de PLE que manejamos

sea que esas fuentes, mecanismos y actitudes para aprender a las que nos referimos

todo el tiempo, no se limitan a las documentales e individuales, sino que en ellas se incluye

a las personas como fuentes de información y a nuestras interacciones con ellas como experiencias

que enriquecen nuestro conocimiento.

Es decir, hablamos no sólo de un PLE individual y formado por mí y "mis cosas" para

aprender, sino que se incluye mi entorno social para aprender (Red Personal de Aprendizaje o

PLN que son sus siglas en inglés y es de la forma en la que más frecuentemente nos encontramos

el término en la literatura), con sus fuentes y relaciones como parte fundamental de

ese entorno.

Entonces decimos que en el PLE se integra la PLN, es decir, las herramientas, los procesos

mentales y las actividades que me permiten compartir, reflexionar, discutir y reconstruir con

otros conocimiento -y dudas-, así como las actitudes que propician y nutren ese intercambio.

Aún diremos más. Si tenemos en cuenta el momento tecnológico y social actual, es

seguramente esta parte, la parte social de nuestro entorno de aprendizaje, la parte más

importante del PLE. Reafirmaríamos entonces que la PLN está configurada por nuestra actividad en todas

aquellas herramientas en las que nos relacionamos con otros (Buchem, Attwell y Torres-

Kompen, 2011), bien sea a través de los objetos que publicamos (social media), de las experiencias

que compartimos (herramientas de seguimiento de la actividad en red) o de relación

directa con ellos (redes sociales estrictas) (Castañeda y Gutiérrez, 2010).

Compartir Herramientas: herramientas de software social, seguimiento

de la actividad en red, sitios de red social. En general todas las

herramientas con una red social subyacente.

Mecanismos: asertividad, capacidad de consenso, diálogo, decisión,

etc.

Actividades: encuentros, reuniones, foros, discusiones, congresos,

etc.

Pero además incluiríamos en la definición de nuestra PLN las oportunidades de intercambiar

con esas personas (encuentros, reuniones, foros, conferencias, etc.) que ayudan a

enriquecer esa PLN y los procesos mentales que ponemos en marcha en esos intercambios:

capacidad de decisión, asertividad, etc.

Esta PLN exige una serie de competencias relacionadas con la propia identidad en el

entorno conectado (Castañeda y Camacho, 2012). Es decir, a la vez que la persona construye,

amplía y gestiona su PLN, debe desarrollar una mayor y mejor consciencia de su propia identidad

(aumentada por los espacios tecnológicos en donde se mueve) personal y profesional,

pues sólo con una identidad solvente podrá fortalecer esa red que dé soporte a una gran parte

de su aprendizaje.

4. Generalidades y transversalidades.

No existen ni herramientas, ni estrategias, ni mecanismos que puedan ser considerados

como exclusivos de una única parte del PLE. Cada uno de ellos, según el uso que decidamos

darle, así como el momento en el que nos encontremos, formarán parte de una estrategia de

aprendizaje u otra.

Por ejemplo, aunque un blog es una herramienta que nos permite recrear y publicar información

en la red de forma individual (escribir/reflexionar), si ese blog tiene una participación

más o menos nutrida a través de comentarios de lectores habituales, entonces es una parte

importante de nuestra PLN. Dicho de otra forma, un blog puede tener un sitio en nuestro PLE

como un diario personal o como un espacio de conversación con otras personas. De la misma

forma, una actividad presencial de aprendizaje, un seminario por ejemplo, puede servirnos

tanto para conocer nuevas fuentes de información (leer) como para ampliar nuestros contactos

personales, que se integran en nuestro PLE a través de las herramientas que usamos

para seguir las experiencias de otros (compartir), por ejemplo ampliando nuestros contactos

en Twitter con los ponentes y otros asistentes al seminario.

En este mismo sentido, existen mecanismos que son específicos de partes concretas de

nuestro PLE, como cuando nos referimos a debatir y consensuar como mecanismos típicos a la hora de compartir (PLN), pero también es verdad que muchos de los mecanismos que ya

enriquecen otras partes de nuestro PLE en sus partes más "individuales" (síntesis, análisis,

búsqueda proactiva) tienen un rol importante en esta faceta más social de nuestro entorno

de aprendizaje.

Además, existen algunos procesos mentales que debieran considerarse transversales al

PLE, como se pueden considerar transversales a la experiencia de aprender y a la capacidad

de aprender autónomamente. Hablamos de procesos como crear, autorregularse, ser curioso,

y en general todos aquellos que van más allá del sistema puramente cognitivo (Bloom et al.,

1956) y se relacionan con los sistemas de metacognición y de conciencia del ser enunciados

por Marzano (2001).

Es decir, que aunque hay tres aspectos básicos que nos ayudan a explicitar nuestro PLE

-leer, reflexionar-hacer y compartir-, las de herramientas, fuentes de información, conexiones

y actividades que se incluyen no son de uso exclusivo de una de esas partes. En todo caso

se trata de cómo aprendemos, así que las únicas "reglas" son las que nos indique nuestra

percepción de ese aprendizaje.

5. Algunas precisiones acerca de los PLE.

Hemos dicho que desde siempre hemos tenido un PLE y que incluye todo lo que usamos

para aprender. Esa afirmación y todo el desarrollo de la misma (que tenemos en el apartado

inmediatamente anterior) nos puede dejar la sensación de que es algo tan absoluto, inherente

y comprensivo que no sepamos muy bien a qué debemos tanto interés en él ahora. O lo que

es lo mismo, si existe lo sepamos o no, ha existido desde siempre, todos tenemos uno y está

conformado por todo lo que usamos, ¿por qué hace falta definirlo ahora?, ¿qué importancia

puede tener en nuestro día a día educativo?.

Pues bien, en primer lugar tendríamos que reiterar que el PLE de las personas existe

desde siempre, pero en un mundo donde las fuentes de información son escasas (libros,

expertos), están centralizadas (escuela) y la inercia del conocimiento es grande (tarda en

cambiar, le cuesta moverse), el PLE no aportaba mucha información relevante. Sin embargo

cuando nos movemos en un mundo donde la información se ha fragmentado y dispersado

en múltiples espacios y formatos por acción de la tecnología, donde casi cualquiera puede

ser creador y proveedor de información y el conocimiento avanza a velocidad vertiginosa,

definir, conocer, manejar y enriquecer el PLE supone una estrategia necesaria para aprender

eficientemente. Es decir, aunque digamos que el PLE existe desde siempre, asume entidad

y relevancia propios hoy, una vez que sus componentes se multiplican por la acción de las

tecnologías; por eso decimos que el PLE es el entorno en el que aprendemos usando eficientemente

las tecnologías. Además, cuando afirmamos que todos tenemos un PLE lo sepamos o no, hacemos énfasis

en que no hace falta ser un aprendiz experto o un profesional de la pedagogía para tener un

PLE. No obstante, tenerlo y no conocerlo o no saber cómo enriquecerlo/mantenerlo implica

desperdiciar su potencial en tanto que herramienta de metacognición. Si no entendemos

cómo aprendemos, es muy difícil que podamos replicar nuestros mecanismos de aprendizaje

en situaciones similares o reconducirlos y enriquecerlos cuando no sabemos enfrentar una

situación en la que debemos aprender cosas nuevas. Y eso supone un problema serio de

adaptabilidad en un mundo en que la necesidad de aprender es no sólo permanente (aprendizaje

a lo largo de toda la vida), sino más amplia que nunca (aprendizaje en más y variados

aspectos, a lo "ancho" de toda la vida).

Ese mundo del que hablamos, en el que es más que probable que los niños de hoy se

muevan en contextos sociales más complejos que no somos capaces siquiera de imaginar,

cambien varias veces de trabajo durante su vida laboral y que, sea cual sea su titulación de

partida, ocupen diversos puestos en los que realicen actividades que a día de hoy incluso no

existen. Esos nuevos contextos y sus problemáticas, exigirán seguramente respuestas inéditas

para las que no se pueden prever fórmulas que deban estudiarse hoy, sino que exigirán

principalmente la capacidad de buscarlas, encontrarlas, rehacerlas al contexto específico y

aplicarlas, será justo lo que una persona puede hacer con un PLE.

Eso implica que las tecnologías dejen de tener un papel meramente instrumental dentro

del sistema educativo y vayan mucho más allá de ser las herramientas que hacen más eficiente

el modelo educativo que ya conocemos, para evidenciar la necesidad de un modelo

educativo radicalmente diferente. No se trata de que la escuela modele a las tecnologías para

perpetuar su modelo haciéndolo más eficiente (como ha venido haciendo con la inclusión de

Entornos Virtuales de Enseñanza Aprendizaje como Moodle o Blackboard, pizarras interactivas

o libros de texto electrónicos), sino que el contexto socio-tecnológico genere un nuevo modelo de escuela que responda a las necesidades formativas de los ciudadanos. Y en ese

marco, que la idea de PLE configure un nuevo modelo de escuela.

Y eso en todos los niveles de la educación formal.

Pero además, si específicamente la educación básica es la encargada de proveer del

"salario mínimo cultural" (Escudero, 2004) que ayude a las personas a ejercer plenamente

su ciudadanía en las máximas condiciones de felicidad (Ríos, 2003), entonces es imprescindible

que en ese periodo educativo se aborde de una manera decidida el desarrollo del

PLE por parte de los estudiantes. Las competencias mínimas a desarrollar durante la educación

formal, y muy particularmente durante los primeros periodos educativos, pasan por

la concienciación, desarrollo y gestión del PLE, que permita a la persona -sean cuales sean

sus expectativas vitales- educarse para ejercer su ciudadanía de forma plena. Los PLE son

aprender a aprender en la era digital. Desde esta perspectiva, los procesos de enseñanza (no sólo en la enseñanza básica, sino

en todos los procesos educativos formales) se redefinen. La importancia no reside en qué

quiere y está dispuesto a enseñar alguien (persona o institución) en términos de contenidos,

cerrados e inamovibles, sino en qué quiere/necesita aprender el aprendiz y cómo organiza (o

el enseñante organiza) en torno a él una experiencia/actividad/tarea que le permita aprenderlo.

Eso cambia radicalmente el planteamiento de base, el énfasis de los procesos de enseñanza

no está en forzar el aprendizaje de una lista predeterminada de contenidos, sino que

se trata de proveer de oportunidades de aprendizaje aprovechables que puedan desarrollar

competencias previstas y aprendizajes emergentes (Williams, Karousou y Mackness, 2011)

en base a la convicción de que el repertorio conocido de soluciones no servirán para muchos

de los problemas nuevos que afrontarán. Es decir, que debemos enseñar a solucionar problemas,

y no solo las soluciones de los problemas conocidos.

Muy a pesar de que siempre haya existido un PLE, no siempre ha sido el centro de nuestra

atención en términos educativos. De hecho, cuando damos importancia al PLE en el contexto

educativo, el PLE se entiende como el engranaje fundamental de una forma radicalmente

diferente de construir el conocimiento, incluso responde a una visión muy concreta de lo que

es el conocimiento. Cuando hablamos de que cada persona tiene un entorno de aprendizaje

y que debe ser capaz de explicitarlo, gestionarlo y enriquecerlo, entendemos que el no es algo

estático que puede introducirse en la cabeza de las personas para que sea útil, sino que es

algo en continuo movimiento y que fluye a través de las personas, recreándose cada vez (muy

en el sentido del constructivismo social propuesto por Vygotsky (1978) y desarrollado para los

tiempos de Internet en el conectivismo de Siemens (2005) y Downes (2005)).

Por eso mismo, plantear el PLE, entendido como aprender a aprender en la era digital,

como centro de los procesos educativos (formales y no formales) supone cambios profundos

en todos los participantes en el proceso educativo. Pero, de la misma forma, introducir los

PLEs como eje fundamental de los procesos puede ayudar a cambiar y reconstruir -sofisticar-

no sólo las creencias de los docentes sobre cuáles son las mejores formas de enseñar

(Kim et al. 2012), sino las de los aprendices sobre la naturaleza del conocimiento y del propio

aprendizaje (Schommer-Aikins et al., 2012). Usando activamente e intensamente sus PLEs los

aprendices deberían comprender que hoy no sólo consumen información, sino que pueden

crearla y reflexionar sobre ella en comunidad.

Un aprendiz con un PLE desarrollado y enriquecido tiene la posibilidad no sólo de aprender

de otros sino de que otros aprendan con el, y eso implica una serie de habilidades y estrategias que han de ponerse en marcha; para un aprendiz, explicitar, desarrollar y gestionar

eficientemente su PLE no es sólo una inmensa posibilidad, sino un profundo compromiso con

su propio aprendizaje y con el de otros con los que se relaciona a través de su PLE.

Por todo ello, entendemos que la única manera de enseñar este tipo de estrategias es

practicándolas, haciendo que las prácticas docentes den buena cuenta de todo aquello que

pretendemos, que exijan de nuestros estudiantes mayores niveles de independencia y de los

docentes mayores cotas de interés en propiciar, más que en realizar o impartir. Pero a este

tipo de prácticas docentes y a los principios metodológicos que subyacen a ellas nos dedicaremos

más en profundidad en el capítulo siguiente.

Vivimos tiempos en los que las nuevas tendencias educativas se mueven entre dos polos

más o menos opuestos: por un lado los modelos de entrenamiento masivos que, a modo de

evolución de la enseñanza por correspondencia, toman cada vez más fuerza como una forma

de aprovechar las economías de escala a las que nos acerca la red (los llamados xMOOCs,

en sus diversas modalidades (Rodríguez, 2012), como los que podemos encontrar en Udacity

o Coursera, o la muy famosa Khan-Academy), y en el otro lado, propuestas metodológicas

que asumen un aprendiz social, comprometido, que lee solo y elige solo pero que aprende

en comunidad a través de intercambios relevantes (hablamos de las experiencias de Flipped

Classroom o cMOOCs). Tanto unas como otras tienen su lugar en el PLE, en un caso como

parte de las fuentes de información del PLE y en el otro como ecosistema donde el PLE se

desarrolla y enriquece. Sin embargo, es en las nuevas formas de aprendizaje y de organización

de la enseñanza donde podremos encontrar respuestas a los desafíos que la sociedad

en cambio nos plantea y es también en esas formas donde pensar en PLEs como fundamento

y materia prima seguirá siendo crucial.

* CAPÍTULO II: El ecosistema pedagógico de los PLEs:

Conectivismo: conocimiento en las redes

El conectivismo se define como una teoría del aprendizaje para la era digital y es la teoría que mayor impacto ha tenido en la educación online y en las TIC en el aprendizaje.

Principios del conectivismo (por Siemens 2005):

  • El aprendizaje y el conocimiento dependen de la diversidad de opiniones.
  • El aprendizaje es un proceso de conectar nodos o fuentes de información especializados.
  • El aprendizaje puede residir en dispositivos no humanos.
  • La capacidad de saber más es más crítica que aquello que se sabe en un momento dado.
  • La alimentación y mantenimiento de las conexiones es necesaria para facilitar el aprendizaje continuo.
  • La habilidad de ver conexiones entre áreas, ideas y conceptos es una habilidad clave.
  • La actualización es la intención de todas las actividades conectivistas de aprendizaje.
  • La toma de decisiones, en sí mismas, es un proceso de aprendizaje.

El conectivismo ha recibido diversas críticas y plantea serios interrogantes. Algún autor ha afirmado que más que una teoría es "un fascinante popurrí". Hay autores que afirman que es posible que se esté produciendo un cambio de paradigma en la teoría de la educación, y que una nueva epistemología esté emergiendo, pero dudan que las contribuciones del conectivismo a este nuevo paradigma garanticen que sea tratado como una teoría separada del aprendizaje por propio derecho.

No obstante, el conectivismo "continua jugando un importante papel en el desarrollo y emergencia de nuevas pedagogías en las que el control está cambiando del tutor a un aprendiz crecientemente autónomo" y en el contexto de esa importancia quisiéramos destacar el papel catalizador de esta teoría en el ámbito de la educación con tecnologías en general y de los PLE en particular.

Antes de la formulación del conectivismo, el debate sobre los cambios que la nueva situación tecnológica y social podía obrar sobre los sistemas educativos estaba prácticamente limitada al ámbito de los "qué" y no de los "cómo", evitando así hablar de cambios. Si bien el constructivismo social de Vigotsky ya había planteado muchos de los presupuestos que el conectivismo resalta.

El conectivismo  define el aprendizaje como el establecimiento de conexiones dentro o fuera de nuestra estructura cognitiva.

Que el conocimiento esté distribuido en redes implica que "el aprendizaje consista en la habilidad para construir y atravesar esas redes. Nuestro mayor capital cognitivo no es lo que "tenemos en la cabeza", sino las redes de conexiones entre informaciones y las relaciones que forman esas conexiones. Esas redes y conexiones se organizan y evidencian gracias a nuestro PLE.

Complejidad y aprendizaje emergente: entre la prescripción y el caos

Una de las propuestas más interesantes sitúa el concepto de aprendizaje emergente de la teoría de la complejidad en las redes de aprendizaje y la ecología del aprendizaje creada por la Web 2.0. Por aprendizaje "emergente" nos referimos al descrito en el contexto de la teoría de la complejidad, que no debe confundirse con el concepto de tecnologías y pedagogías emergentes, y que es una característica de los sistemas complejos auto-organizados.

Snowden y Boone afirman que la complejidad es, sobre todo, una manera de pensar acerca del mundo. Según dichos autores, existen cuatro tipos diferentes de contextos para la toma de decisiones, pero que pueden ser aplicados a otros temas:

  • Los contextos simples, el dominio de las buenas prácticas (sabemos lo que sabemos).
  • Los contextos complicados, el dominio de los expertos (sabemos lo que no sabemos)".
  • Los contextos complejos, el dominio de la emergencia, (no sabemos lo que no sabemos).
  • Los contextos caóticos, el dominio de la respuesta rápida.

Un sistema complejo posee características interesantes: implica a un gran número de elementos o agentes que interactúan entre sí, las interacciones no son lineales y los cambios menores pueden producir consecuencias desproporcionadas. La totalidad es mayor que la suma de sus partes. A diferencia de los sistemas ordenados o los caóticos, en un sistema complejo los agentes y el sistema se limitan unos a otros, especialmente a lo largo del tiempo, lo que significa que no podemos pronosticar o predecir qué ocurrirá. En ese tipo de sistemas, las soluciones a problemas complejos no pueden ser impues-tas, sino que surgen de las circunstancias. Es decir, en sentido estricto, las soluciones emergen.

El aprendizaje emergente es abierto y flexible, surge en los contextos en los que el cambio es rápido e impredecible, es decir, en una sociedad como la actual.

Heutagogía: La teoría del aprendiz libre.

La heutagogía es un concepto para designar el estudio del aprendizaje autodeterminado  de los adultos y que tiene como objetivo reinterpretar y superar la andragogía. Siguiendo esta distinción en los destinatarios, la peda-gogía se centraría en la enseñanza de niños y adolescentes, la andragogía en el aprendizaje adulto y la heutagogía en el aprendizaje adulto pero auto-dirigido.Según Hase (2009) en andragogía el profesor diseña el currículum, las preguntas, los debates y la evaluación de acuerdo con las necesidades del aprendiz; en heutagogía el aprendiz ajusta el curso del aprendizaje, diseña y desarrolla el mapa del aprendizaje, desde el currículum hasta la evaluación.Además, la heutagogía se diferencia de la andragogía en el énfasis en el aprender a aprender, el aprendizaje de doble bucle, los procesos no lineales y la auténtica auto-dirección del aprendiz en contextos tanto formales como informales.

La Teoría LaaN: hacia una teoría pedagógica de los PLEs:

La teoría LaaN, siglas en inglés de "el aprendizaje como una red" (Learning as a Network), es un intento de construir una teoría cuya praxis sea el uso de PLEs. Es decir, es un intento de elaborar una fundamentación teórica sobre el aprendizaje y la enseñanza cuya puesta en acción sea la construcción y el enriquecimiento del propio PLE, algo como una teoría "resumen" de aquello que fundamenta el uso de PLEs. Para ello utiliza diversas teorías y conceptos que se complementan para paliar sus respectivas carencias.Así, del conectivismo se integran en LaaN fundamentalmente las ideas del aprendizaje como conexión y búsqueda de patrones en sistemas complejos.

Un buen creador de redes de conocimiento es alguien que sabe:

  • Crear, fortalecer, nutrir, sostener y ampliar su red externa para enlazar nuevos nodos de conocimiento.
  • Identificar conexiones, reconocer patrones y crear sentido entre diferentes nodos de conocimiento.
  • Localizar el nodo de conocimiento que puede ayudarle a lograr mejores resultados, en un contexto de aprendizaje específico.
  • Agregar y remezclar.
  • Atravesar fronteras, conectar y cooperar.
  • Navegar y aprender a través de múltiples redes de conocimiento.
  • Ayudar a otros creadores de redes de conocimiento a construir y extender sus redes.

Y por otra parte, un aprendiz que saca partido del doble bucle de su aprendizaje es aquel que es capaz de:

  • Construir su propia representación de las teorías-en-uso que le ayudan a entender la totalidad.
  • Reflexionar.
  • Ser auto-crítico.
  • Detectar y corregir los errores con normas y valores especificados por los nuevos ajustes.
  • Indagar.
  • Poner a prueba, desafiar, y, eventualmente, cambiar sus teorías en uso.

    * CAPÍTULO III: Enseñanza flexible y aprendizaje abierto, fundamentos claves de los PLEs:


    La fundamentación del concepto de PLE (Entorno Personal de Aprendizaje) varía según las perspectivas en que se analice. Por ejemplo, existe un tipo de comunicación pública y otro de privada o un entorno puede ser tanto social como institucional o incluso personal.

    Sin embargo, sus bases están claras: el aprendizaje abierto y la educación flexible. Esto quiere decir que el usuario es libre de elegir cómo quiere aprender. Aquí es donde cobran vital importancia las TIC.

    Retomando las perspectivas del PLE, podemos estudiarlo desde:

    • Una perspectiva tecnológica (de herramientas, aplicaciones, etc)

    • Una perspectiva pedagógica (que profundice en el conocimiento de los alumnos)

    • Los PLE en el contexto de las corrientes del aprendizaje abierto

    Podemos considerar el concepto de PLE según varios autores, de la siguiente manera:

    Según EDUCAUSE (2009) el término PLE describe las herramientas, comunidades y servicios que constituyen las plataformas educativas individuales que los alumnos usan para dirigir su propio aprendizaje y lograr objetivos educativos.

    Lubensky (2006) define Entorno Personal de Aprendizaje como una instalación individual para acceder, agregar, configurar y manipular los artefactos digitales de sus experiencias de aprendizaje continuo.

    Para Chatti (2009) el PLE constituye una puerta al conocimiento y lo define como una colección autodefinida de servicios, herramientas y dispositivos que ayuda a las personas a construir sus Redes Personales de Conocimiento (PKN) poniendo en común nodos de conocimiento tácito (p.e. personas) y nodos de conocimiento explícito (p.e. Información).

    En resumen, el PLE es un camino a seguir para procurar la mejora en la adaptación del alumnado a la escuela, al conocimiento y a la vida, en general. Aunque también puede verse desde un punto de vista como alternativa al e-learning, en caso de ser este aprendizaje abierto. Un aprendizaje abierto incluye: acceso y publicación abiertos, educación abierta (incluyendo los recursos educativos abiertos y la enseñanza abierta) y la participación en red.

    Además, todas las iniciativas o proyectos de este tipo pueden hacerse públicos a través de ofertas que llamen a la participación de colectivos. Un buen ejemplo serían los Massive Open Online Courses (MOOC).

    Puede ser adecuado situar a los entornos personales de aprendizaje en la intersección entre el aprendizaje formal y el informal, como un sistema bisagra donde integrar el entorno virtual institucional en el que estamos distribuyendo cursos y asociado preferentemente al aprendizaje formal, y este entorno más informal que ofrecen redes sociales y comunidades virtuales de aprendizaje para construir las propias Redes Personales de Conocimiento (Personal knowledge Network PKN) (Salinas, 2008). Esto incluye apoyos dirigidos al alumnado tales como:

    • Elegir sus objetivos de aprendizaje

    • Gestionar el proceso de aprendizaje así como su contenido

    • Intercambiar las informaciones recogidas durante dicho aprendizaje

    • Todo lo que optimiza la realización de los objetivos impuestos

    ¿QUÉ APORTA EL APRENDIZAJE ABIERTO A UNA MEJOR COMPRENSIÓN DE LOS PLE? Podemos considerar el aprendizaje abierto como un planteamiento pionero en la corriente de eliminar barreras para el aprendizaje de las personas adultas y la consideración de la independencia y de la autonomía en el proceso de aprendizaje.

    En el aprendizaje abierto, uno de los elementos clave es que la toma de decisiones sobre el aprendizaje la adoptan los estudiantes mismos. Estas decisiones afectan a todos los aspectos del aprendizaje, tales como (Lewis y Spencer, 1986):

    • Si se realizará o no

    • Qué aprendizaje (selección de contenido o destreza)

    • Cómo (métodos, media, itinerario)

    • Dónde aprender (lugar del aprendizaje)

    • Cuándo aprender (comienzo y fin, ritmo)

    • A quién recurrir (tutor, amigos, colegas, profesores, etc.)

    • Cómo será la valoración del aprendizaje (y la naturaleza del feed-back)

    • Aprendizajes posteriores, etc.

    LA EDUCACIÓN FLEXIBLE COMO FUNDAMENTO DE LOS PLE

    Aunque existen diversas teorías sobre las diferencias entre el aprendizaje abierto y la educación flexible, lo cierto es que ambas reúnen los mismos objetivos y se valen de las TIC como herramientas de uso pedagógico que sirven para la mejora de la enseñanza a través de lo novedoso.

    Collis (1995) habla de distintos tipos de flexibilidad:

    • Flexibilidad relativa al tiempo: Tiempo de comienzo y finalización del curso, tiempo para los momentos de estudio del curso, tiempo/ritmo de estudio, momentos de evaluación

    • Flexibilidad relativa al contenido: Tópicos del curso, secuencia de diferentes partes del curso, tamaño del curso

    • Flexibilidad relativa a los requerimientos: Condiciones para la participación

    • Flexibilidad relativa al enfoque instruccional y a los recursos: Organización social del aprendizaje (gran grupo, medio grupo, pequeño grupo, aprendizaje individual)

    • Flexibilidad relativa a la distribución y a la logística: Tiempo y lugar donde el apoyo está disponible, lugar para estudiar, canales de distribución


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